¿Cuáles son los enemigos de la creatividad?
No perseverar y la costumbre. Es decir, cuando los días transcurren y no pasa nada. La creatividad es la capacidad de asombrarnos, de vivir la vida de una forma divertida y no temerles a los errores.
El poco tiempo es otro enemigo
Para eso se pueden usar los momentos cotidianos. La hora de la comida puede ser el momento para botar objetos al piso y la hora de dormir para la hora del cuento.
Errores que hacen morir en el intento
No poner límites. Tanta libertad tampoco es buena. Cuando el niño pregunte qué pintar o hacer, es bueno sugerirle actividades y no responder "lo que tú quieras".
Infundir miedo al error. Castigar o ser severos cuando hay un error en alguna actividad, hace que el niño sienta temor y prefiera no intentar las cosas.
Temerles a los problemas. Al contrario. Los creativos se caracterizan por encontrar problemas que otros no han visto.
No hacerse preguntas. Es mejor cuestionarse con frecuencia sobre cualquier tema, porque ayuda a crear nuevas ideas, a ser más críticos y a analizar varias opciones para solucionar un problema.
Tome nota y póngase a prueba
¡A preguntar! Cuestione al niño sobre temas y situaciones poco comunes que le den la posibilidad de analizarlas desde muchos ángulos. ¿Qué pasaría si el mundo fuera ciego o si la tierra fuera cuadrada? No solo promueva la conversación sobre los temas, invítelo a que lo exprese en dibujos e invente historias.
Elabore un diccionario infantil. Invítelos a definir palabras como mamá, presidente o televisor.
Juegue con los sentidos. Los niños desarrollan hoy más los sentidos de la vista y del oído.
La hora de preparar la comida es ideal para que el niño use más el sentido del olfato y sea sensible para percibir los olores. Aproveche salidas para preguntar de vez en cuando qué olores logra percibir.
Invente historias e inclúyale sonidos de carros y puertas.
Escoja dos o tres palabras que no tengan relación entre sí y construyan frases o pequeñas historias. Si el niño exagera, mejor.
Para el sentido del tacto. Escriba con los dedos de sus manos números y letras sobre la espalda del niño.
Estudios han demostrado que la expresión artística, la música por ejemplo, ayuda al desarrollo del pensamiento lógico y matemático.
La actividad es un éxito cuando el niño se entretiene en ella más tiempo de lo normal.
¿Bloqueo? Si no se le ocurre nada ante alguna situación, cambie de actividad y después de 10 minutos vuelva a intentarlo. Según los expertos, funciona y los resultados son mejores.
"La creatividad es amiga de las limitaciones. Un niño con pocos juguetes los disfruta más que el que tiene muchos".
Para un diálogo provechoso debe haber una auténtica actitud de escucha
El diálogo es, tal vez, la herramienta para el entendimiento mutuo más promovida, y a la vez, más truculenta.
Muchas personas dialogan más pensando en ganar que en comprender los argumentos del otro.
Casi siempre se parte de una posición, que no es otra cosa que el punto de vista parcial que se asume al empezar a dialogar. A partir de ese momento ya se está parapetado en un sitio, y se intenta demostrar la validez de las reflexiones y de los argumentos propios, que serían más coherentes y más claros y reales que los del interlocutor.
Con frecuencia, cuando se siente que los argumentos de la otra persona son más contundentes, surge como defensa la descalificación del otro como forma de desautorizar sus opiniones o puntos de vista.
Todos en algún momento de nuestras vidas, y algunas personas muy frecuentemente, usamos este esquema.
Desde luego que así no se llegará jamás al entendimiento. A lo sumo, al sometimiento del otro, que no es en sentido alguno, algo deseable.
Para un diálogo provechoso es imprescindible una actitud de escucha franca y real. El interés tendría que estar centrado no solo en argumentar con claridad; también en tratar de captar con total honestidad lo que el otro dice, y proponerse asimilarlo para establecer dónde están las coincidencias y las diferencias.
Pero usted habrá sido testigo de la infinidad de veces en que uno de los interlocutores casi no puede esperar a que la otra persona termine de decir lo que está diciendo: menea la cabeza o empieza a expresar monosílabos que pretenden cortar el discurso del otro, o a tamborilear con los dedos. Es claramente notorio que no está escuchando. Apenas, mostrando que ya no puede esperar más para decir lo contrario de lo que le están diciendo.
En esos casos hay diálogo “técnicamente hablando”, pero no hay posibilidad de encuentro ni de conclusiones compartidas. Es un diálogo estéril.
Haga el intento: busque que el diálogo sea una fuente de nuevos acuerdos, de reconocimiento del otro. Descubra el enriquecimiento mutuo y la enorme satisfacción que produce abrir las posibilidades de ampliación de sus criterios y de los criterios ajenos. Las vivencias de logro, de encuentro, de ganancia son enormes, y solo se necesita practicar esa buena disposición a la escucha y al conocimiento de ese otro que desea compartir sus puntos de vista con nosotros.
No permitamos que esas oportunidades de mejoramiento de nuestros vínculos se nos vuelvan lo que un adolescente llamaba “dialogazos”, aludiendo a cómo sentía cada uno de esos encuentros con su padre, con el propósito de “dialogar”.
Con un pequeño esfuerzo de atención, simplemente, y cuidándonos de no caer en las distorsiones ya anotadas, podremos rescatar el verdadero diálogo y sus maravillosas consecuencias para el entendimiento que tanta falta nos hace hoy por hoy.
REFLEXION
El Buen trato debe abarcar todos los ámbitos de nuestra existencia, esto involucra obviamente a todos los seres humanos, incluyendo a nosotros los adultos (...). Los parques se crean para los niños, pero no hay una cultura del respeto para con los adultos mayores.
lunes, 10 de enero de 2011
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