lunes, 10 de enero de 2011

EDUCACIÓN - ¿PADRES RIGUROSOS O PADRES PERMISIVOS?

De acuerdo a un estudio realizado en Suiza, si controlan mucho a los hijos adolescentes y pequeños, el rendimiento y la autoestima bajan. Los expertos recomiendan mucho diálogo

Qué modelo educativo es mejor? La problemática en torno al sistema pedagógico no se circunscribe únicamente al ámbito escolar. Aunque la realidad dentro de las aulas es importante, la influencia familiar en la educación es también un tema ampliamente discutido en el mundo de la psicopedagogía. Hasta ahora se había estigmatizado al laxismo paterno como el determinante de los comportamientos agresivos y de las dificultades educativas de los menores.
Ahora, la investigación llevada a cabo por Alain Clémence y su equipo de la Facultad de Ciencias Sociales y Pedagógicas, de la Universidad de Lausana, sostiene que un entorno familiar rígido puede tener consecuencias negativas sobre la autoestima y los resultados académicos de los niños.
Para esta investigación los expertos examinaron a 500 escolares suizos de entre 12 y 15 años, así como a 26 profesores y a los padres de un centenar de alumnos. Dados los malos resultados cuando la autoridad se ejerce de manera unilateral y los padres controlan estrictamente a sus hijos, los expertos recomiendan una actitud abierta.
Cuando los docentes gritan, el rendimiento en los chicos peligra

Para los especialistas, la voz alta provoca temor y cohíbe la participación en clase
El maestro se enoja mucho y me grita cuando le digo que no entendí"."Si no nos portamos bien empieza a gritar"."El profesor de Ciencia Tecnología y Ambiente, si hacemos ruido, nos grita". Las frases pertenecen a tres chicos que cursan 2ø y 5ø grado de secundaria y los tres tienen algo en común: les angustia y les disgusta que los maestros alcen la voz.
"Los chicos no quieren maestros gritones porque piensan que los odian. Y así ¿cómo van a incorporar conocimientos?",Lo cierto es que los gritos de los docentes —un fenómeno común—, influyen negativamente en el aprendizaje de los chicos, producen temor, los irrita y los cohíbe en la participación de las clases. Y, en algunas ocasiones, les puede provocar ansiedad y excitación, explicaron los especialistas.
Aunque el aula por sí misma es ruidosa hay una idea de la pedagogía del siglo XVIII instalada en la sociedad, según explica la investigadora del área de educación de Flacso, Silvia Finochio: "que el lugar de estudio tiene que ser un espacio controlado y silencioso".
"La escuela es una máquina de anular voces y si hay gritos, las voces de los alumnos se silencian mucho más. Está estudiado que los gritos provocan dolor, remordimiento y heridas que duran años", dice Finochio.
Cuando el docente eleva la voz también provoca que el chico se sienta rechazado por el maestro y eso puede afectar al rendimiento. "Con el grito se cierra el diálogo", afirma Delia Beltrán, ex directora del colegio Manuel Belgrano, quien además explica que el chico al no poder responder con un grito, decide no hablar.Como el aprendizaje es una construcción donde el maestro es el encargado de crear los lazos con el alumno, la psicóloga y profesora de la UBA Livia Labandal opina que el chico debe sentir que es respetado.
Pero ¿por qué gritan los maestros? Las causas pueden ser varias. Primero, porque están desbordados de trabajo, tienen muchos chicos en el aula y, como todo ser humano, están preocupados por problemas personales. El grito en el aula se produce cuando hay una situación que no se puede controlar. "Y los docentes no saben cómo manejar a los chicos", dice Tessari. Para Finochio cuando se levanta la voz es porque "hay una batalla donde coloca al alumno como adversario".
Para tratar de que los chicos tengan buena conducta en el aula y evitar momentos que provoquen desorden, lo ideal, explican los especialistas, es que en las escuelas se instale un contrato donde se diga qué es lo que esperan de los maestros y de las clases.
Pero además, para Tessari, el problema también está en que los docentes necesitan "auxilio" de otros profesionales para que en las clases haya armonía. Sin embargo, según los especialistas, el secreto es cumplir tres condiciones: el respeto, el afecto y la comunicación.

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