lunes, 10 de enero de 2011

LA AUTORIDAD AL SERVICIO DE LA EDUCACIÓN

Educar hijos y estudiantes es un arte y una tarea compleja que no siempre se vive con éxito. El gran reto es formar de tal manera que niños y niñas desarrollen autonomía, responsabilidad, valores, actitudes y virtudes para una CONVIVENCIA basada en el respeto, la tolerancia, el diálogo, la justicia y la equidad.
La
escuela y la familia ejercen sus funciones educativas desde ciertos “paradigmas” y “esquemas” que implican necesariamente un ejercicio de AUTORIDAD. Padres, madres y docentes se diferencian en función de los diversos modelos que practican para ejercer AUTORIDAD en el hogar y la escuela: paternalismo, permisividad, autocracia, indecisión y el modelo educativo. Cada uno tiene un impacto, efecto y consecuencias en la calidad de la formación de hijos y estudiantes. A cada modelo le subyace un concepto de AUTORIDAD y PODER, una imagen de lo qué debe ser y hacer un padre, madre o docente, y por tanto, unas determinadas prácticas de AUTORIDAD.
Existen suficientes investigaciones y experiencias que evidencian desventajas, inconvenientes y efectos negativos de ciertos estilos de
AUTORIDAD sobre la formación de hijos y estudiantes, la calidad del ambiente familiar- escolar y la salud mental de adultos, hijos o estudiantes. Sin embargo, y muy a pesar de los pobres resultados, los adultos continúan practicándolos y ejerciéndolos como si no hubiese alternativas más efectivas para educar en el hogar o la escuela.
La rebeldía, las luchas de poder, la sumisión, la inhibición, la inseguridad, altas exigencias perfeccionistas, el funcionamiento por
control externo, etc. están asociadas a pautas autocráticas de educación; la irresponsabilidad, la falta de límites, la tiranía, problemas de conducta social, etc. están asociadas con pautas permisivas; dependencia emocional, inseguridad, falta de autoafirmación, pasividad etc. se relacionan con patrones paternalistas o sobreprotectores; la autonomía, la seguridad emocional, una positiva autoestima, la capacidad para resolver conflictos adecuadamente, las conductas de cooperación y ayuda, se relacionan con modelos democráticos.
Debido a múltiples factores del mundo
contemporáneo la familia y la escuela han perdido liderazgo y efectividad en la función de formar valores, moralidad, actitudes y habilidades para la CONVIVENCIA HUMANA. Padres, madres y docentes contemporáneos se han quedado cortos e insuficientes en sus habilidades para desarrollar disciplina, fijar límites, desarrollar autonomía, responsabilidad, etc. Los esquemas con que han funcionado la familia y la escuela se han hecho disfuncionales para lograr las metas formativas que respondan a las exigencias, demandas y características del momento histórico que vivimos.
Es un hecho que han operado cambios en los esquemas de
formación familiar y escolar. Muy a pesar de que “las relaciones de poder” basadas en el AUTORITARISMO han sido objeto de cuestionamientos y modificaciones, podría decirse que, en lo fundamental, aún predomina una tradición punitiva, dominante e impositiva, basada en el ejercicio del PODER AUTORITARIO, incluso disfrazada en ocasiones de democracia. Los tiempos modernos exigen un replanteamiento de lo que significa autoridad, roles de autoridad y el ejercicio del poder.
Para padres, madres y docentes es un dilema el
ejercicio de la AUTORIDAD sin hacer daño; sin perder influencia y sin ejercer AUTORITARISMO; con una finalidad formativa

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