viernes, 16 de enero de 2009

CARTA DE LOS ALUMNOS A SU PROFESOR

Las paredes del aula limitan mi vida. Quiero gozar de la naturaleza que Dios nos dio, pero las murallas, los horarios y las formalidades escolares me lo impiden.
Quiero compartir alegrías, dolores y esperanzas con mis hermanos de otros confines, pero eso no consideran los Planes y Programas de Estudio.
Jamás respetan mi individualidad, destacan a cada rato mis defectos y nunca me estimulan para nada. ¡LA ESCUELA ES UNA CARCEL!
Quiero conocer el mundo pero en la escuela imperan los papeles y no el hombre. No me entienden.
Me pesa la cabeza con tantas informaciones útiles e inútiles, verdaderas y falsas, actualizadas y pasadas, que me da la escuela para memorizarlas. Siento frio en el corazón al vivir en soledad y egoísmo impuesto por los reglamentos. Siento inútil mi cerebro y mis manos cuando no me enseñan a trabajar como si hubiera nacido para ocioso.
La escuela no me deja crear; debo imitar; no me deja criticar; quiero ser reflexivo; no me deja experimentar la solidaridad. La escuela me oprime; no me deja vivir. La orientación y tutoría del educando no llega a nosotros.
¡Sálvenme! ¡Quiero ser hombre y no robot! ¡Vine a la escuela a formarme y no a deformarme!
Cada vez más me convenzo que ciencia sin conciencia es pérdida del alma. Lo único que preocupa a la escuela es transmitirnos cantidad de conocimientos. Su calidad no les interesa a poco les preocupa mi formación moral. ¿Cómo enfrentar la vida?
¡Sálvenme! ¡Sálvenme, antes que mi niñez se marchite!.
¡Compadézcanse del auxilio que lanzo desesperado al vivir en una escuela de opresión y abandono!.

Tus alumnos.

No hay comentarios: